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Entrevista con Mercedes Vázquez de Dehistoria, sociedad laboral

Conversamos con Mercedes Vázquez de Dehistoria

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  • La Economía Social es una fórmula que facilita que las mujeres den el paso para conformar una empresa
  • Junto a Mercedes Vázquez conocemos un poco mejor las sociedades laborales y el peso histórico de la economía social

¿Qué es DeHistoria?

Somos una empresa de investigación en historia, aplicamos los mismos métodos de la ciencia de historia que se aplican en la facultad, por poner un ejemplo; pero en vez de hacer la investigación básica que hacen ellos nosotros hacemos investigación aplicada a lo que nuestros clientes necesitan.
 
La línea de negocio principal es la investigación en historia. Es sorprendente ver las aplicaciones concretas que eso tiene después. De hecho, a lo largo de nuestra trayectoria hubo líneas de negocio en las que al principio no pensamos mucho y que ahora están totalmente consolidadas y en las que somos referentes en este tipo de negocio. Por ejemplo, todo lo que tenga que ver con litigios o reclamaciones ante la administración y la justicia de los montes comunales, que son problemas de lindes y de derechos que tienen una raíz histórica. En estos casos hay que hacer una investigación histórica: buscar la documentación, revisarla, trabajar con equipos que hacen cartografía y con equipos que hacen arqueología. Así elaboramos un informe, bien a petición de la comunidad de montes o del propio juzgado, que a veces nos llama como peritos.
 
Otra línea que nos sorprendió fue el tema de las indicaciones geográficas protegidas y las denominaciones de origen por los informes históricos que tienen que avalar las etiquetas de calidad de los productos. Y algo en lo que no pensamos muy bien y después, al final, es uno de los trabajos que más satisfacción nos da y que realmente son muy bonitos. Después hacemos desde genealogías hasta historias locales, cosas más inmediatas.
 
¿Por qué decidieron constituirse como sociedad laboral?
 
Pensamos que era la fórmula que garantizaba que en el futuro, si la empresa crecía, la propiedad seguía siendo de la gente que trabajaba en ella. Nosotros tenemos una cierta concepción de lo que debe ser el trabajo histórico y del papel que tiene que tener en la sociedad; y entendemos que esa filosofía tenía que preservarse en caso de que hubiese un crecimiento en el accionariado y en los empleados. Básicamente, esa fue la principal razón.
 
¿Qué ventajas encuentra en esta fórmula empresarial?
 
No tenemos ni mayores inconvenientes ni grandes ventajas. Tenemos algunas que, en el primer momento, no nos parecían tan relevantes pero ahora sí. Básicamente funcionamos como una sociedad mercantil normal, es decir, como otra sociedad limitada estándar de las que existen. Hay, simplemente, unas limitaciones en lo referido a la presencia de los trabajadores y trabajadoras en el accionariado, que es obligatoria, y una reinversión de los beneficios.
 
Para nosotros la gran ventaja era que permitía mantener la propiedad dentro de la gente que trabajaba como forma de garantizar una filosofía que también implicaba -y hoy más aún- un compromiso con una manera de hacer las cosas, un cierto compromiso con el territorio y con la comunidad en la que estamos. También es cierto que podía tenerlos siendo otro tipo de forma societaria pero esta, para nosotros, habla de eso.
 
También nos resultó muy importante que puedes elegir la fórmula en la que estás en la Seguridad Social. Tú puedes estar como autónoma o puedes estar como empleada por cuenta ajena, como es casualmente nuestro caso. Con la pandemia nuestro sector estuvo cerrado prácticamente un año porque cerraron los archivos y las bibliotecas; nosotros entramos automáticamente en ERTE y cobramos casi todo el salario directamente, sin ningún tipo de complicación o ayudas. Eso fue crucial para nuestra supervivencia. Es algo de lo que no se habla mucho pero es importante, también.
 
¿Cree que la economía social fomenta el emprendimiento femenino?
 
Más bien, no tanto que la economía social fomente el empleo femenino como que es una fórmula que facilita que las mujeres den el paso adelante para conformar una empresa porque indica una serie de compromisos y unas fórmulas no tan rígidas que permiten que la cosa sea de otra manera.
 
Para nosotros el no tener la presión por los beneficios, quita mucha presión en el día a día. Tú piensas en hacer algo que te gusta, ganar un sustento -trabajamos porque tenemos que trabajar-; pero al no tener esa presión de tener dividendos y repartir, las cosas son de otro modo diferente. Prefieres tener menos ingresos y poder cuidar, poder descansar después de un período especialmente estresante. Bueno, da otro juego, no? Y pienso que es algo que cada vez se aprecia más.
 
Durante estos 18 años de Dehistoria, ¿cuál fue la evolución de la visibilidad de las sociedades laborales?
 
Pues cuando nacimos no existía la Aesgal, la agrupación de sociedades laborales. En el 2004 todo lo que era la economía social era algo bastante exótico, en general. Se entendía un poco más el tema de las cooperativas pero muy vinculado al sector primario. Después el resto, los centros de empleo, las empresas de inserción... era todo algo raro. Avanzamos mucho, lo que falta, a lo mejor, es visibilizar que hay grandes proyectos que están vinculados a la economía social. Por ejemplo, que el Arde Lucus está en el origen de un proyecto de una sociedad laboral, que esa manera de concebir un evento de este tipo, sin duda está marcado porque es una sociedad laboral que no es una sociedad mercantil de otro tipo, porque es una empresa con una filosofía de otro tipo. Es algo que tenemos que reivindicar, y tenemos que reivindicar también un poco la historia de la economía social y de las sociedades laborales porque todos pensamos en Feiraco pero podemos pensar en el Arde Lucus que es un producto de esto o podemos pensar en toda esta riqueza acuícola que está gestionada por cofradías que son entidades de economía social. Estamos en la base de proyectos muy dinámicos y las sociedades laborales también forman parte de todo esto.
 
La Economía Social no es algo nuevo
 
Al hilo de esto nosotros estamos trabajando para una exposición que se va a hacer sobre historia de la economía social también en el hilo de la capitalidad. Una reflexión que se hace en esa exposición es que aunque parece que estas cosas son todas modernas como la sociedad laboral, las cooperativas... que son ajenas a la tradición gallega, la realidad es que no es así.
 
Nosotros tenemos una cultura tradicional en las aldeas y en muchos oficios que habla de la economía de la colaboración, que es imprescindible para que esas comunidades salieran adelante. Estamos hablando ahora de la economía social que es una forma moderna de esas formas, de esas ideas, de ese sentimiento que la gente tenía de colaboración, de cooperación. Eso es muy bonito porque yo tengo la sensación, as veces, de que la gente mayor tiene la idea de la cooperativa como una cosa de extranjeros, rojos o cosas de esas pero la realidad es otra. ¿Qué es un molino de herederos? Pues una comunidad, un grupo asociado para explotar conjuntamente una infraestructura. Es una forma antigua de una cooperativa o de una sociedad laboral. Por no hablar de los montes comunales o de las cofradías del mar que son formas que se remontan a millares de años casi. Vamos, de aquí de siempre.
 
 
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